domingo, 26 de septiembre de 2010

¡Hoy puede ser un gran día!

Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así,
aprovecharlo o que pase de largo, depende en parte de ti.
Dale el día libre a la experiencia para comenzar
y recíbelo como si fuera fiesta de guardar.
No consientas que se esfume, asómate y consume la vida a granel.
Hoy puede ser un gran día, duro con él.
Hoy puede ser un gran día donde todo está por descubrir,
si lo empleas como el último que te toca vivir.
Saca de paseo a tus instintos y ventílalos al sol
y no dosifiques los placeres; si puedes, derróchalos.
Si la rutina te aplasta, dile que ya basta de mediocridad.
Hoy puede ser un gran día date una oportunidad.
Hoy puede ser un gran día imposible de recuperar,
un ejemplar único, no lo dejes escapar.
Que todo cuanto te rodea lo han puesto para ti.
No lo mires desde la ventana y siéntate al festín.
Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien.
Hoy puede ser un gran día y mañana también.
Hoy puede ser un gran día duro, duro, duro con él.


Joan Manuel Serrat






miércoles, 22 de septiembre de 2010

Nuestros miedos

"Quizás una de las emociones que más inunda nuestro ser tanto física como psicológicamente es la experimentación del miedo. El miedo en una primera instancia tiene una función protectora frente a riesgos donde se vea amenazada nuestra sobrevivencia, pero en situaciones donde existe más un miedo psicológico que físico es muy importante examinar su causa y tratar paulatinamente de vencerlo con decisión y fuerza.
El experimentar miedo puede tener un sin fin de matices, como el miedo a tomar decisiones, a tomar un riesgo conocido frente a algo, a romper algún esquema de vida establecido, en general frente a cualquier cambio que experimentemos los seres humanos donde no podamos controlar sus efectos y consecuencias.

Este tipo de miedo, donde no podemos controlar todas las situaciones, lo experimentamos todas las personas y en muchos momentos de nuestras vidas, expresándose en diferentes grados e intensidades, que van desde una sensación ansiosa hasta un pánico paralizador que impide cualquier cambio conductual.

Cualquiera sea el grado de intensidad con que estamos viviendo una situación atemorizante es importante tener claro que el miedo solo se vence enfrentándolo. No existe otra forma. El enfrentar las razones o las causas de mis miedos es una decisión voluntaria, intensa, que implica ir lentamente matando los fantasmas que llevamos dentro, que nos hacen huir o mal protegernos de aquello que sentimos amenazante.

Para vencer el miedo requerimos confiar en nuestra fuerza y en nosotros mismos como seres fuertes y dispuestos a tomar riesgos que la vida me traen con valentía perseverancia.

Hay una frase muy sabia en este sentido que dice "solo teme no avanzar". El miedo es como una aspiradora en funcionamiento que siempre chupa hacia atrás, nunca hacia adelante. Nunca el miedo nos va hacer progresar, ser mejores personas, crecer y avanzar hacia una plenitud profunda sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida en general.

Otro punto que nos ayudaría mucho a vencer nuestros temores es tener la posibilidad de compartirlos con alguien, ya que de esta forma "se diluyen" con el diálogo y se encuentra en el otro formas de enfrentarlos en forma paulatina pero decidida.

Temores y miedos tenemos muchos y a cada rato. Experimentamos miedos a enfrentar situaciones nuevas, miedo a arriesgar situaciones económicas, miedo a perder la salud, miedo a amar por el miedo a sufrir, miedo a ser feliz, miedo a tomar decisiones por el dolor que eso puede generar en nosotros o en otras personas, miedo al rechazo de otros, miedo a cosas concretas como aviones, temblores o a la oscuridad.

Todos estos miedos y muchos más que no alcanzamos a describir, son nuestras resistencias internas para no evolucionar, para no confiar en nosotros mismos y en la vida como una fuente de energía que nos muestra que en la medida que vencemos nuestras inhibiciones vamos siendo mejores seres humanos.

Es importante mencionar que el desarrollo de los temores está presente en forma normal desde que nacemos como una protección a nuestras vidas. Psicológicamente alrededor de los cuatro años se consolidan los primeros temores nocturnos y de ahí a poco hacia la adultez los miedos van siendo cada vez más "Psicológicos" e inhibidores de nuestro desarrollo.

Hagamos un "viaje" hacia nuestros miedos. No temer a mirarlos y a descubrirlos y analicemos frente a que nos protegen o cuál es el freno o el dolor que nos quieren evitar."

Pilar Sordo

domingo, 19 de septiembre de 2010

Caminá por el lado salvaje...














"Bailá con la música de tus sueños
Seguí el camino de la dicha
Sé sensacional
Viví tu pasión
Buscá la aventura
Aprendé algo nuevo
Cometé errores
Confiá en vos mismo
Arriesgate
Liberá el poder de tu creatividad
Decí tu verdad
Perdete en la risa
Enamorate de la vida
Celebrá el ser único que sos"

Traducido de Walk on the wild side, por Louise Grunewald

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mujer salvaje. Alma femenina II

"Cuando las mujeres reafirman su relación con la naturaleza salvaje, adquieren una observadora interna permanente, una conocedora, una visionaria, un oráculo, una inspiradora, un ser intuitivo, una hacedora, una creadora, una inventora y una oyente que sugiere y suscita una vida vibrante en los mundos interior y exterior. Cuando las mujeres están próximas a esta naturaleza, dicha relación resplandece a través de ellas. Esa maestra, madre y mentora salvaje sustenta, contra viento y marea, la vida interior y exterior de las mujeres.
Por consiguiente, aquí la palabra "salvaje" no se utiliza en su sentido peyorativo moderno con el significado de falto de control sino en su sentido original que significa vivir una existencia natural, en la que la criatura posee una integridad innata y unos límites saludables. Las palabras "mujer" y "salvaje" hacen que las mujeres recuerden quiénes son y qué es lo que se proponen. Personifican la fuerza que sostiene a todas las mujeres.
El arquetipo de la Mujer Salvaje se puede expresar en otros términos igualmente idóneos.
Pero, puesto que es tácita, presciente y visceral, entre las cantadoras se la llama naturaleza sabia o inteligente. Y esta criatura es al mismo tiempo amiga y madre de todas las que se han extraviado, de todas las que necesitan aprender, de todas las que tienen un enigma que resolver, de todas las que andan vagando y buscando en el bosque y en el desierto.
Sin ella, una oscura mano cierra los ojos interiores de las mujeres y buena parte de sus jornadas transcurre en un tedio semiparalizador o en vanas quimeras. Sin ella, las mujeres pierden la seguridad de su equilibrio espiritual. Sin ella, olvidan por qué razón están aquí, se agarran cuando sería mejor que se soltaran. Sin ella, toman demasiado o demasiado poco o nada en absoluto. Sin ella se quedan mudas cuando, en realidad, están ardiendo. Ella es la reguladora, el corazón espiritual, idéntico al corazón humano que regula el cuerpo físico.
Cuando perdemos el contacto con la psique instintiva, vivimos en un estado próximo a la destrucción, y las imágenes y facultades propias de lo femenino no se pueden desarrollar plenamente. Cuando una mujer se aparta de su fuente básica, queda esterilizada, pierde sus instintos y sus ciclos vitales naturales y éstos son subsumidos por la cultura o por el intelecto o el ego, ya sea el propio o el de los demás.
La Mujer Salvaje es la salud de todas las mujeres. Sin ella, la psicología femenina carece de sentido. La mujer salvaje es la mujer prototípica; cualquiera que sea la cultura, cualquiera que sea la época, cualquiera que sea la política, ella no cambia. Cambian sus ciclos, cambian sus representaciones simbólicas, pero en esencia ella no cambia. Es lo que es y ella es un todo.
Se canaliza a través de las mujeres. Si éstas están aplastadas, ella las empuja hacia arriba. Si las mujeres son libres, ella también lo es. Afortunadamente, cuantas veces la hacen retroceder, ella vuelve a saltar hacia delante. Por mucho que se la prohíba, reprima, constriña, diluya, torture, hostigue y se la tache de insegura, peligrosa, loca y otros epítetos, ella vuelve a aflorar en las mujeres, de tal manera que hasta la mujer más reposada y la más comedida guarda un lugar secreto para ella. Hasta la mujer más reprimida tiene una vida secreta con pensamientos y sentimientos secretos lujuriosos y salvajes, es decir, naturales. Hasta la mujer más cautiva conserva el lugar de su yo salvaje, pues sabe instintivamente que algún día habrá un resquicio, una abertura, una ocasión y ella la aprovechará para huir."

Tomado de Mujeres que corren con los lobos, de Clarisa Pinkola Estés

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mujer salvaje. Alma femenina

"La llamo la Mujer Salvaje porque estas dos palabras en concreto, "mujer" y "salvaje", son las que crean el llamar o tocar a la puerta, la mágica llamada a la puerta de la profunda psique femenina.
Cuando las mujeres oyen esas palabras, despierta y renace en ellas un recuerdo antiquísimo. Es el recuerdo de nuestro absoluto, innegable e irrevocable parentesco con el femenino salvaje, una relación que puede haberse convertido en fantasmagórica como consecuencia del olvido, haber sido enterrada por un exceso de domesticación y proscrita por la cultura circundante, o incluso haberse vuelto ininteligible.
Nacimos precisamente de esta fundamental, elemental y esencial relación y de ella derivamos también en esencia. El arquetipo de la Mujer Salvaje envuelve el ser alfa matrilíneo. Hay veces en que la percibimos, aunque sólo de manera fugaz, y entonces experimentamos el ardiente deseo de seguir adelante. Algunas mujeres perciben este vivificante "sabor de lo salvaje" durante el embarazo, durante la lactancia de los hijos, durante el milagro del cambio que en ellas se opera cuando crían a un hijo o cuando cuidan una relación amorosa con el mismo esmero con que se cuida un amado jardín.
La existencia de la Mujer Salvaje también se percibe a través de la visión; a través de la contemplación de la sublime belleza. Yo la he percibido contemplando lo que en los bosques llamamos una puesta de sol "de Jesús Dios". La he sentido en mi interior viendo venir a los pescadores del lago en el crepúsculo con las linternas encendidas y, asimismo, contemplando los dedos de los pies de mi hijo recién nacido, alineados como una hilera de maíz dulce. La vemos donde la vemos, o sea, en todas partes.
Viene también a nosotras a través del sonido; a través de la música que hace vibrar el esternón y emociona el corazón; viene a través del tambor, del silbido, de la llamada y del grito. Viene a través de la palabra escrita y hablada; a veces, una palabra, una frase, un poema o un relato es tan sonoro y tan acertado que nos induce a recordar, por lo menos durante un instante, de qué materia estamos hechas realmente y dónde está nuestro verdadero hogar.
Estos transitorios "sabores de lo salvaje" se perciben durante la mística de la inspiración... ah, aquí está; oh, ya se ha ido. El anhelo que sentimos de la Mujer Salvaje surge cuando nos tropezamos con alguien que ha conseguido establecer esta relación indómita. El anhelo aparece cuando una se da cuenta de que ha dedicado muy poco tiempo a la hoguera mística o a la ensoñación, y demasiado poco tiempo a la propia vida creativa, a la obra de su vida o a sus verdaderos amores.
Y, sin embargo, son estas fugaces experiencias que se producen tanto a través de la belleza como de la pérdida las que nos hacen sentir desnudas, alteradas y ansiosas hasta el extremo de obligarnos a ir en pos de la naturaleza salvaje. Y llegamos al bosque o al desierto o a una extensión nevada y nos ponemos a correr como locas, nuestros ojos escudriñan el suelo, aguzamos el oído, buscando arriba y abajo, buscando una clave, un vestigio, una señal de que ella sigue viva y de que no hemos perdido nuestra oportunidad. Y, cuando descubrimos su huella, lo típico es que las mujeres corramos para darle alcance, dejemos el escritorio, dejemos la relación, vaciemos nuestra mente, pasemos la página, insistamos en hacer una pausa, quebrantemos las normas y detengamos el mundo, pues ya no podemos seguir sin ella."

Clarisa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos