martes, 22 de junio de 2010

Necesidad de aceptación


"Una de las más hondas necesidades del corazón humano es la de ser apreciado, todo ser humano desea que lo valoren. No es que todos queramos que los demás nos tengan por seres maravillosos. A lo mejor ésto resulta ser pura verdad, pero no es lo fundamental.

Existe un amor que es mucho más profundo, que podemos llamar amor de aceptación. Toda persona ansía vivamente que los demás lo acepten y que la acepten verdaderamente por lo que ella es. Nada hay en la vida humana que tenga efectos tan duraderos y tan fatales como la experiencia de no ser aceptados plenamente.

Ser aceptado quiere decir que las personas con quienes vivo me hacen sentir que realmente valgo y soy digno de respeto. Son felices porque yo soy quien soy. Ser aceptado significa que me permiten ser como soy y que, aunque es verdad que todos tenemos que desarrollarnos, no me obligan a ello a la fuerza. ¡No tengo, pues, que pasar por alguien que nos soy! Y tampoco me tienen fichado por lo que he sido en el pasado o por lo que soy en el presente. Por el contrario me dejan campo libre para desplegar mi personalidad, para enmendar mis errores pasados, y progresar.

En cierto sentido podemos decir que la aceptación constituye un descubrimiento. Toda persona nace con un gran número de potencialidades, pero si éstas nos son estimuladas por el toque cálido de la aceptación de los demás, permanecerán dormidas. La aceptación pues, libera todo lo que hay dentro de mí. Solo cuando soy amado, en ese sentido profundo de la plena aceptación, puedo llegar a ser realmente lo que soy. El amor y la aceptación de los demás hacen posible que yo llegue a ser realmente la persona verdaderamente única e inédita que estoy llamado a ser.

Cuando se estima a una persona por lo que hace, no se le trata como a un ser único, porque siempre habrá otro que pueda hacer el mismo trabajo o incluso hacerlo mejor. Pero cuando uno es amado por lo que es, sólo entonces se convierte en una persona única e insustituible. Queda claro, por consiguiente, que necesito de la aceptación de los demás para alcanzar la plenitud de mi personalidad. Cuando no soy aceptado, no soy nadie. No puedo alcanzar mi plenitud. Una persona aceptada es una persona feliz, porque ha sido descubierta y desarrollada. Aceptar a otros quiere decir que yo tengo que aceptar sus defectos, no tratar de encubrirlos.

Tampoco significa que todo lo que él haga sea “genial” o “perfectamente hecho”. Todo lo contrario. Al negar los defectos de una persona estoy demostrando justamente que no la acepto.

Todavía no he llegado a la profundidad de su persona. Solo cuando acepto a alguien totalmente y sin reservas puedo hacer frente a sus defectos.

Hay una “confianza básica”, en todo ser humano, que aparece como un “optimismo” original, como la percepción de que “alguien hay aquí”, sin el cual no podemos vivir. En determinadas circunstancias, esta confianza básica no logra desarrollarse, por algún defecto del niño, o por el ambiente materno, y los niños, mueren mentalmente. No son capaces de responder ni aprender: no asimilan siquiera sus alimentos, ni pueden defenderse frente a una infección, llegando con frecuencia a morir, no solo mental sino físicamente."
Tomado de Peter G. Van Bremen, sj. Como pan que se parte, Bilbao, Sal Terrae

martes, 15 de junio de 2010

Mi lugar


Tomado de Pastoral Jesuita - España


"¿Cuál es mi sitio? ¿Qué tengo que hacer? ¿Hacia dónde encaminar los pasos? Preguntas de joven, y al tiempo de adulto, pues siempre terminamos volviendo a mirar más arriba y más adentro, con inquietud, con interés y con deseo, queriendo saber: “¿Qué pinto yo aquí?” ¿Cuál es mi forma, única, diferente, exclusiva, de construir, de amar, de acariciar de una forma que nadie más puede repetir?
No siempre lo tiene uno todo claro.A veces solo sabes que tienes la sensación de que algo te falta. Otras veces, en cambio, parece que estás donde tienes que estar. A veces sientes que estás dando los pasos adecuados. Otras veces piensas, “¿cuándo me aclararé?”. A veces ni piensas. Hay épocas en que sabes lo que quieres, y otras en que estás confuso. Hay épocas en que todo está integrado, y otras en que todo se desintegra. Hay mañanas de pasión y tardes de apatía. Y, casi, casi, dan ganas de rezar con una mezcla de humor y enfado, y decirte, Señor, que ya nos has hecho complicados…
No sé si llamas de una manera muy estruendosa o si me invitas a ir descubriendo lo que quieres de mí poco a poco. Pero cuentas conmigo. Anhelas que haga algo, que mi vida sea Evangelio. Me sobrecoge un poco pensar que mi vida es importante, y sin embargo lo es. Cada día. Ahora mismo. Y mañana. Tal vez seré palabra (tuya) para gente que necesita escucharla. Tal vez seré ternura para alguien herido.Tal vez seré cantor para apagar penas. O profeta para denunciar males. Tal vez aprenderé de ti el amor verdadero y lo viviré al forjar mil historias.
¿A qué me llamas?"

miércoles, 9 de junio de 2010

En tu Corazón Jesús


Quiero llevar tu sello...

"Quiero llevar tu sello, estar marcada.
Que las gentes murmuren: allá pasa,
allá va feliz, la señalada,
la que lleva en el rostro
esa antigua señal de risa y lágrima,
la cabellera derramada y viva,
toda ella una antorcha y toda llama,
musgo de eternidad sobre sus hombros
resplandeciendo así, como una lámpara.
A mis pies, un rumor de muchedumbre
se irá abriendo en canal, como una calle.
No me importa que digan: esa mujer
que escapa como ráfaga,
que no ve fuera de su sangre, nada,
que ya no escucha fuera de sus voces,
que no despierta sino entre sus brazos,
que camina sonriendo;
esa mujer que va segando el aire,
la boca contra el viento,
le pertenece toda.
Quiero que todos sepan que te quiero:
deja tu mano, amor, sobre mi mano.
Sobre mi corazón, deja tu sello".
Julia Prilutzky


Te pregunté una vez como mantenerte en mi corazón, y me respondiste Señor, 'no estoy yo en tu corazón, estás vos en el mío'

domingo, 6 de junio de 2010

Llamamiento: Premio Nobel de la Paz 2011 para las mujeres africanas

La campaña nacida en Italia ya recorre el mundo entero para incentivar la entrega del Premio Nobel de la Paz de 2011 a las mujeres africanas.



"África camina con los pies de las mujeres. Ante el desafío de la supervivencia, todos los días cientos de miles de mujeres africanas recorren los caminos del continente en busca de una paz duradera y de una vida digna. En un continente masacrado por siglos, caracterizado por la pobreza y sucesivas crisis económicas, el papel desarrollado por las mujeres es notorio. La propuesta es de la CIPSI, coordinadora de 48 asociaciones de solidaridad internacional, y de Chiama África. Surgida en Senegal, Dakar, durante el seminario internacional por un Nuevo Pacto de Solidaridad entre Europa y África, que se realizó del 28 al 30 de diciembre de 2008. Llama la atención la lucha y el creciente papel que las mujeres africanas desarrollan, tanto en las aldeas como en las grandes ciudades, en busca de una mejor calidad de vida. Son ellas las que sustentan la economía familiar realizando cualquier tipo de actividad, principalmente en la economía informal, lo que permite cada día reproducir el milagro de la supervivencia. Existen en África miles de cooperativas que reúnen a mujeres involucradas en la agricultura, en el comercio, en la formación, en el procesamiento de productos agrícolas. Hace décadas, ellas también son protagonistas en el área de las microfinanzas, y fue gracias al microcrédito que surgieron miles de pequeñas empresas, beneficiando el desarrollo económico y social desde las áreas más remotas hasta las más desarrolladas del continente. Además de destacarse en forma cada vez más creciente en el área de la generación de empleo e ingresos, las mujeres, con su natural instinto materno y protector, luchan por la defensa de la salud, principalmente contra el VIH y la malaria. Son ellas, las mujeres africanas, las que promueven la educación sanitaria en las aldeas. Y, por sobre todo, luchan para combatir una práctica tan tradicional y cruel de la región: la mutilación genital. Son miles las organizaciones de mujeres comprometidas en la política, en las problemáticas sociales, en la construcción de la paz. En África, que fue barrida por las guerras, las mujeres sufren también las penas de los padres, de los hermanos, de los maridos, de los hijos destinados a la masacre, y saben además, acoger a los pequeños que quedan huérfanos.
“Las mujeres africanas tejen la vida”, escribe la poetisa Elisa Kidané de Eritrea.
Sin el hoy de las mujeres, no habría ningún mañana para África. En virtud de toda esa lucha y para reconocer el papel de todas ellas surgió la propuesta de lanzar una Campaña Internacional para dar el Premio Nobel de la Paz de 2011, a todas las mujeres africanas. Se trata de una propuesta diferente, ya que ésta no es una campaña para atribuir el Nobel a una persona singular o a una asociación, sino un Premio Colectivo, para todas esas guerreras. La idea es lanzar un manifiesto firmado por millones de personas, por personalidades reconocidas internacionalmente y crear comités nacionales e internacionales en África y en otros continentes. Además de recolectar firmas, la campaña va a estimular también encuentros organizados con mujeres africanas, convenciones e iniciativas de movimiento. Nosotros, latinoamericanos y latinoamericanas, tenemos mucha sangre africana en nuestras venas y en nuestras culturas. Vamos a gritar nuestra solidaridad con África firmando la petición. La creatividad de los Movimientos Sociales y Populares, de las ONGs, grupos religiosos, universidades, sindicatos, etc., puede inventar miles de actividades para difundir esta iniciativa y colocar a la mujer africana en el centro de la opinión pública del mundo. Se pueden crear comités, eventos con debates sobre África, show de artistas locales, disertaciones en las universidades, en los barrios, en las plazas, lanzamientos de recolección de firmas, etc. Nuestra creatividad va a fortalecer los caminos de África. Los miembros de la campaña son todos aquellos que firmen la petición online.

Y para hacerlo es muy simple. Solo hay que entrar en el link y firmar: http://www.noppaw.net/?page_id=16.Para más informaciones, contacte con la Campaña por e.mail: info@noppaw.org o segretaria@noppaw.org o por el sitio web www.noppaw.org"

En homenaje a las mujeres africanas de mi clan a quienes no conozco pero que intuyo en la sobreviviente que habita en mí

jueves, 3 de junio de 2010

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor "del fuego"

Por Simone Seija Paseyro, uruguaya

“Alguien me dijo que no es casual...que desde siempre las elegimos. Que las encontramos en el camino de la vida, nos reconocemos y sabemos que en algún lugar de la historia de los mundos fuimos del mismo clan. Pasan las décadas y al volver a recorrer los ríos esos cauces, tengo muy presentes las cualidades que las trajeron a mi tierra personal.
Valientes, reidoras y con labia. Capaces de pasar horas enteras escuchando, muriéndose de risa, consolando. Arquitectas de sueños, hacedoras de planes, ingenieras de la cocina, cantautoras de canciones de cuna.
Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor de "un fuego", nacen fuerzas, crecen magias, arden brasas que gozan, festejan, curan, recomponen, inventan, crean, unen, desunen, entierran, dan vida, rezongan, se conduelen. Ese fuego puede ser la mesa de un bar, las idas para afuera en vacaciones, el patio de un colegio, el galpón donde jugábamos en la infancia, el living de una casa, el corredor de una facultad, un mate en el parque, la señal de alarma de que alguna nos necesita o ese tesoro incalculable que son las quedadas a dormir en la casa de las otras. Las de adolescentes después de un baile o para preparar un examen, o para cerrar una noche de cine. Las de "veníte el sábado" porque no hay nada mejor que hacer en el mundo que escuchar música y hablar, hablar y hablar hasta cansarse. Las de adultas, a veces para asilar en nuestras almas a una con desesperanza en los ojos, y entonces nos desdoblamos en abrazos, en mimos, en palabras, para recordarle que siempre hay un mañana. A veces para compartir, departir, construir, sin excusas, solo por las meras ganas.
El futuro en un tiempo no existía. Cualquiera mayor de 25 era de una vejez no imaginada...y sin embargo...detrás de cada una de nosotras, nuestros ojos. Cambiamos. Crecimos. Nos dolimos. Parimos hijos. Enterramos muertos. Amamos. Fuimos y somos amadas. Dejamos y nos dejaron. Nos enojamos para toda la vida para descubrir que toda la vida es mucho y no valía la pena. Cuidamos y en el mejor de los casos nos dejamos cuidar. Nos casamos, nos juntamos, nos divorciamos. O no. Creímos morirnos muchas veces y encontramos en algún lugar la fuerza de seguir. Bailamos con un hombre, pero la danza más lograda la hicimos para nuestros hijos al enseñarles a caminar. Pasamos noches en blanco, noches en negro, noches en rojo, noches de luz y de sombras. Noches de miles de estrellas y noches desangeladas. Hicimos el amor, y cuando correspondió, también la guerra. Nos entregamos. Nos protegimos. Fuimos heridas e inevitablemente, herimos.
Entonces...los cuerpos dieron cuenta de esas lides, pero todas mantuvimos intacta la mirada. La que nos define, la que nos hace saber que ahí estamos, que seguimos estando y nunca dejamos de estar. Porque juntas construimos nuestros propios cimientos, en tiempos donde nuestro edificio recién se empezaba a erigir. Somos más sabias, más hermosas, más completas, más plenas, más dulces, más risueñas y por suerte, de alguna manera, más salvajes. Y en aquel tiempo también lo éramos, sólo que no lo sabíamos. Hoy somos todas espejos de las unas, y al vernos reflejadas en esta danza cotidiana, me emociono. Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor "del fuego" que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, hay aquelarre, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida. Para todas las brasas de mi vida, las que arden desde hace tanto, y las que recién se suman al fogón. “

A las mujeres de mi clan por el lado materno y su prolongación: abuela Elvira, mi madre Estela, mis tías, mi hermana Sandra, mis sobrinas Agustina y Sofía. Forman parte de mí así como yo formo parte de ustedes.
Estela

martes, 1 de junio de 2010

Amar la vida

Tomado de Pastoral Jesuitas, España

"Hay veces en que uno vive por inercia, por rutina, por costumbre. Incluso al comenzar algo nuevo tienes algunas metas, pero también das por sentado unas cuantas cosas, y en ocasiones faltan las ganas, los sueños...

Y, sin embargo, si hay algo muy humano es esa capacidad para perseguir algo. Es la intensidad con que podemos anhelar; y es la tenacidad con que podemos luchar por aquello o quien de verdad nos importa. Merece la pena aspirar a algo aunque a veces nos falten los ánimos o los motivos

No es fácil, porque en ocasiones te faltan las fuerzas o las ganas. Porque a veces te sientes fracasar o extravías el camino. Porque en ocasiones te sientes tan inútil, tan mediocre o tan abocado al desastre… Pero bueno ¿y qué si no es fácil? La vida misma es complicada ¡caray! y para mucha gente terrible.

Podemos luchar por encontrar sentido. Por cuidar las relaciones. Por alcanzar las metas que nos proponemos. Por restañar heridas. Por encontrar nuestro hueco en el mundo. Por ser felices y hacer felices a otros. Por querer bien. Por ser queridos. Luchar por aquello en que creemos, aunque a veces creamos mal.

¿Por qué no rendirnos? ¿Por qué no renunciar a los anhelos para que así no duelan los malos tragos? ¿Por qué no vestirnos de indiferencia, pasar de todo, creer lo menos posible y vivir sin inquietud?

Porque estamos vivos. Y vivir es apostar, amar (como mejor sabemos y aprender a amar mejor); vivir es construir, inventar, crear. Vivir es armarse de paciencia, de humildad, de coraje, de fe, de verdad aunque en ocasiones nos fallen todas esas armas. Vivir es encontrarse, en los días intensos y en las etapas difíciles.

Es sentir, aunque a veces la vida duela un poco. Luchamos porque estamos vivos."