
El trabajo con el cuerpo ayuda a mantener la tensión de los opuestos a un nivel soportable y constructivo y desarrolla la consciencia del cuerpo.
La enfermedad debe considerarse como una mensajera con necesidades propias, la necesidad de recibir atención, de ser escuchada, de cuidarla y entrar en contacto con ella. Cuando consideramos a los síntomas, debemos entender que los mismos son una parte de Sombra que se ha materializado en el cuerpo. Si negamos partes de nuestra Sombra estas se introducen en el cuerpo. Nuestro cuerpo es espejo de nuestra alma. Y por lo tanto el síntoma se presenta somáticamente del mismo modo que aquello que nos falta en la consciencia.
Por eso no nos extrañe que nos molesten tanto los síntomas, ya que nos obligan a reconocer esos aspectos oscuros que no queremos ver. El síntoma es el sucedáneo corporal de aquello que falta en el alma. La enfermedad es el punto límite que nos obliga a enfrentarnos a la incompletud y nos invita a prestar atención para poder completarse, por eso la superación de las enfermedades implica ampliar el conocimiento de nosotros mismos y de nuestra consciencia.
Por el Lic. Sergio Herchcovichz
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