"Los compañeros y compañeras de camino son esas personas con las que compartimos cotidianamente la vida, ya sea libre o forzadamente, como son los amigos, los colegas, los compañeros de trabajo, etc. La relación con ellos suele ser una paradojal mezcla de intimidad y reserva, de afinidad y disparidad, de cariño y distancia.
Todos ellos comparten la singular característica de ser para nosotros un indispensable punto de referencia para nuestra autoidentificación. Con ellos establecemos una suerte de reparto de virtudes y defectos que nos definen.
La identidad de cada uno de nosotros está compuesta por lo que somos, por lo que no queremos ser y por lo que nos gustaría ser. Todo ello forma parte de nuestra identidad y sentimos la necesidad de darle cauce expresivo. Los compañeros y compañeras de camino cumplen esta función. Algunos de ellos representan inconscientemente lo que somos, porque en cosas importantes son muy parecidos a nosotros. Por eso, nuestro vínculo con ellos nos sirve para reforzar lo que somos. Sin que ellos ni nosotros lo sepamos conscientemente, en nuestro diario contacto celebramos un ritual de refuerzo de nuestra identidad, volviéndola a elegir, a fortalecer y a proyectar. Otros, representan para nosotros lo que quisiéramos ser, pero no nos atrevemos a ser. Ellos son para nosotros el ritual de estímulo y el desafío, de los deseos de crecer y de ampliar nuestra identidad, expresando lo que aún se encuentra latente en nuestro interior. Finalmente, están esos otros a quienes, acertada o equivocadamente, consideramos personas como las que no nos gustaría se. Ellos también cumplen una función importante en nuestra vida, porque manifiestan nuestra sombra. Es decir, aquello que necesitamos armonizar mejor.
Por eso es importante estar atento al mapa de nuestros vínculos cotidianos, porque ellos representan el acceso a nuestra geografía interior en cuanto a lo que somos, a lo que anhelamos ser y a lo que no queremos ser."
Tomado de Provocados por la Comunión universal de Equipo Talita kum