martes, 3 de agosto de 2010

Impulso vital

“Nos asiste el vehemente deseo de contribuir a redescubrir una de las dimensiones más importantes de la experiencia humana, la vocación humana.
La vocación humana es ese aliento que nos hace sentir escandalosamente vivos y al mismo tiempo, aquello que mal vivido nos hace sentir muertos, mucho antes que la vida termine. Vivir la propia vocación es ir al mismo paso con el ritmo de la tierra y con el alma del universo, enfrentando nuestras zonas oscuras, recibiendo los dones de la vida y ampliando la sabiduría de existir.
Hacerse cargo de la propia vida no es un asunto sencillo.
A diferencia de los demás seres con quienes compartimos el cosmos, los humanos no podemos vivir simplemente dejándonos llevar por la vida, porque no somos felices sin participar hondamente de los acontecimientos de nuestra vida. Necesitamos que nuestra vida tenga autodirección, sentido, propósito y que todo ello sea llevado adelante como una decisión personal, en la que se vea involucrado el conjunto de la identidad.
Vivir es enfrentar una pregunta radical acerca de la definición de esa vida. Es una pregunta, cuya respuesta podemos evitar, equivocar, postergar o poner en manos de otros. Sin embargo, todas esas son alternativas válidas solo por un tiempo. Más temprano que tarde, la poderosa fuerza que nos impulsa a hacernos cargo de nosotros mismos, nos pasa la cuenta y nos obliga a enfrentar lo que hemos evitado, a corregir lo que hemos equivocado, a asumir lo que hemos postergado y a tomar en las propias manos lo que hemos dejado en la de otros. La vida es una pregunta, pero una pregunta que se nos dirige personalmente y que ha de responder cada uno desde lo más hondo de la propia identidad. Lo central en el camino de descubrir la vocación es tomar contacto con un sueño. El desarrollo de la vocación personal es una experiencia cíclica, que tiene etapas de evolución y de involución; hemos comprendido que los sueños son un ardiente reclamo, que nos impulsa, una y otra vez, a adecuar el rumbo de nuestra vida, hasta dar con las coordenadas exactas de nuestra vitalidad existencial; hasta dar con el lugar preciso donde es posible seguir soñando nuestros sueños.
Necesitamos permitirnos recuperar la certeza de que no estamos solos, de que la vida y la historia no es un puro azar, renovando nuestra fe en la amorosa Presencia que nos deposita en la vida y nos cuida.”

Tomado de
Ana María Díaz, El reclamo de los sueños. Equipo Talita kum

5 comentarios:

  1. Q bueno q ese fuego q despiertan los sueños no deje de arder, para volver siempre a las búsquedas a pesar de todo.

    Buenísimo!
    Un beso grande

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  2. Una vida sin sentido no merece ser vivida

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  3. ¿Por dónde empezar cuando hay que "asumir lo que hemos postergado y tomar en las propias manos lo que hemos dejado en la de otros"?

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  4. ...quizá empezar por permitir que los sueños nos enciendan la llama vital interna...

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