El experimentar miedo puede tener un sin fin de matices, como el miedo a tomar decisiones, a tomar un riesgo conocido frente a algo, a romper algún esquema de vida establecido, en general frente a cualquier cambio que experimentemos los seres humanos donde no podamos controlar sus efectos y consecuencias.
Este tipo de miedo, donde no podemos controlar todas las situaciones, lo experimentamos todas las personas y en muchos momentos de nuestras vidas, expresándose en diferentes grados e intensidades, que van desde una sensación ansiosa hasta un pánico paralizador que impide cualquier cambio conductual.
Cualquiera sea el grado de intensidad con que estamos viviendo una situación atemorizante es importante tener claro que el miedo solo se vence enfrentándolo. No existe otra forma. El enfrentar las razones o las causas de mis miedos es una decisión voluntaria, intensa, que implica ir lentamente matando los fantasmas que llevamos dentro, que nos hacen huir o mal protegernos de aquello que sentimos amenazante.
Para vencer el miedo requerimos confiar en nuestra fuerza y en nosotros mismos como seres fuertes y dispuestos a tomar riesgos que la vida me traen con valentía perseverancia.
Hay una frase muy sabia en este sentido que dice "solo teme no avanzar". El miedo es como una aspiradora en funcionamiento que siempre chupa hacia atrás, nunca hacia adelante. Nunca el miedo nos va hacer progresar, ser mejores personas, crecer y avanzar hacia una plenitud profunda sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida en general.
Otro punto que nos ayudaría mucho a vencer nuestros temores es tener la posibilidad de compartirlos con alguien, ya que de esta forma "se diluyen" con el diálogo y se encuentra en el otro formas de enfrentarlos en forma paulatina pero decidida.
Temores y miedos tenemos muchos y a cada rato. Experimentamos miedos a enfrentar situaciones nuevas, miedo a arriesgar situaciones económicas, miedo a perder la salud, miedo a amar por el miedo a sufrir, miedo a ser feliz, miedo a tomar decisiones por el dolor que eso puede generar en nosotros o en otras personas, miedo al rechazo de otros, miedo a cosas concretas como aviones, temblores o a la oscuridad.
Todos estos miedos y muchos más que no alcanzamos a describir, son nuestras resistencias internas para no evolucionar, para no confiar en nosotros mismos y en la vida como una fuente de energía que nos muestra que en la medida que vencemos nuestras inhibiciones vamos siendo mejores seres humanos.
Es importante mencionar que el desarrollo de los temores está presente en forma normal desde que nacemos como una protección a nuestras vidas. Psicológicamente alrededor de los cuatro años se consolidan los primeros temores nocturnos y de ahí a poco hacia la adultez los miedos van siendo cada vez más "Psicológicos" e inhibidores de nuestro desarrollo.
Hagamos un "viaje" hacia nuestros miedos. No temer a mirarlos y a descubrirlos y analicemos frente a que nos protegen o cuál es el freno o el dolor que nos quieren evitar."
Pilar Sordo
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