martes, 16 de febrero de 2010
Invictus
Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses cuales sean
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma
William Ernest Henley
Sea cual fuere la circunstancia que nos toca vivir, nada puede tocar ni dañar nuestra esencia más nuestra: la libertad y dignidad.
Estela
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