No resulta fácil decir que NO a ciertas peticiones. Es muy común chantajear a los demás para que hagan lo que queremos. Que nos chantajeen para que hagamos lo que otros quieren. Así se da la desigualdad en las relaciones interpersonales. Uno gana y el otro pierde. A veces somos agresivos al expresar sentimiento o maneras de pensar. También mucha gente se siente culpable de haberse negado a hacer un favor a otra persona. A continuación presentamos unas definiciones básicas sobre la asertividad.
La palabra ASERTO proviene del latín y expresa el hecho de afirmar, sostener y dar por cierta y asentada una cosa. En inglés, el verbo “assert” significa manifestar, expresar con fuerza, afirmar positiva, segura y plenamente. Asertividad es, entonces, una conducta que busca AFIRMAR, o mejor dicho auto-afirmar nuestra conducta.
Definiciones: 1. Consiste en expresar lo que yo siento, pienso, quiero o necesito sin agredir ni sentirme culpable. 2. La asertividad es una herramienta para lograr más igualdad en nuestras relaciones, para evitar el sentimiento de malestar que nos invade cuando no podemos expresar lo que queremos. 3. Es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás. Incluye: capacidad de decir NO, la habilidad para discutir adecuadamente, para realizar peticiones, para criticar y recibir críticas. 4. Es la confianza puesta en nuestra propia persona, opiniones, nuestros derechos y en nuestras reclamaciones.
El comportamiento asertivo promueve la igualdad en las relaciones humanas, permitiéndonos actuar de acuerdo con nuestros intereses, defender nuestras opiniones sin sentirnos culpables, expresar nuestros sentimientos con honestidad y con comodidad y ejercer nuestros derechos individuales in transgredir los de otros. Para evitar que nos manipulen y sentirnos indefensos hay que confiar en uno mismo. Es importante recuperar el poder personal. Todos los seres humanos somos iguales.
La asertividad está esencialmente ligada al respeto y cariño por uno mismo y, por ende, a los demás. Si estamos muy pendientes de no herir a nadie en ninguna circunstancia, y por eso no somos asertivos, acabaremos lastimándonos a nosotros mismos y a los demás (P. Jakubowski). La persona no asertiva no defiende los derechos e intereses personales. Respeta a los demás, pero no a sí mismo. A veces se cree que hay dos opciones para relacionarse: ser el agresor dominante-poderoso o el débil-subordinado.
Hay otra alternativa: ser asertivo.
Tomado de Revista Mirada,
Centro Ignaciano de Espiritualidad de Guadalajara, México
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