Uno de los recuerdos que más atesoro del jardín de infantes es el ansia de que llegara el día en que la maestra nos leía un capítulo más de Dailan Kifki. Gracias a María Elena Walsh supe desde mis cinco años que si alguien abría la puerta de su casa y se encontraba con una enorme montaña gris que resultaba ser un elefante, entonces todo... todo podía ser posible. Me gusta el blog! Me doy por bienvenida al paisaje cotidiano de los comentarios. Un beso.
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ResponderEliminarUno de los recuerdos que más atesoro del jardín de infantes es el ansia de que llegara el día en que la maestra nos leía un capítulo más de Dailan Kifki.
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Me gusta el blog! Me doy por bienvenida al paisaje cotidiano de los comentarios. Un beso.