El Niño Interior se manifiesta a través de nuestros comportamientos y experiencias cada vez que sentimos que en nosotros hay un espíritu atrapado que no logra ser lo que en esencia queremos ser.
Ese Niño Interior despierta, se agita y se activa en situaciones como:
– cuando nos mostramos inseguros o titubeantes frente a decisiones importantes,
– cuando no queremos expresar los sentimientos más profundos de incapacidad, impotencia, rabia, soledad o desesperación,
– cuando nos mostramos inseguros o titubeantes frente a decisiones importantes,
– cuando no queremos expresar los sentimientos más profundos de incapacidad, impotencia, rabia, soledad o desesperación,
– cuando negamos la persona que somos “allá en el fondo”,
– cuando queremos complacer a los demás siempre,
– cuando queremos aparecer como buenos y bondadosos,
– cuando reprimimos las emociones, cuando no aceptamos ser quienes en realidad sabemos que somos,
– cuando rehuímos respuestas espontáneas, de “niño” y en su lugar tratamos de acomodar respuestas de “adulto”,
– cuando nos comportamos de tal manera que queremos esconder que tenemos miedo, alegría, tristeza o enfado,
– cuando nos sentimos obligados a parecer siempre en control, con actitud adusta y seria frente a la vida,
– cuando nos negamos a disfrutar, a retozar y a hacer el ridículo para tratar de aliviar alguna tensión,
– cuando queremos que nos amen por lo que hacemos o por quien aparentamos ser,
– cuando nos olvidamos de disfrutar las pequeñas cosas de la vida y sentimos una melancolía y sentimientos de vacío por ello,
– cuando, casi sin darnos cuenta, nos vemos en el el suelo repitiendo con nuestros hijos los juegos que disfrutábamos en nuestra infancia,
– cuando sentimos que los ojos se nos inundan en lágrimas al ver una escena impactante durante una película,
– cuando insistimos en comprarnos un juguete de adulto, llámese el último motivo de teléfono celular o agenda electrónica o el más reciente reproductor de MP3, cuando tendemos a sobreproteger a nuestros hijos más allá de lo habitual,
– cuando nos ponemos sentimentales al pasar las hojas de los viejos álbumes de fotografía que teníamos guardados en el desván,
– cuando gozamos de subirnos en una montaña rusa, de cantar una canción infantil en un paseo con nuestros amigos, pero de igual forma cuando somos egoístas de compartir información o recursos con los colegas de nuestro trabajo,
– cuando respondemos con un grito ante una solicitud inesperada de un subalterno,
– cuando no queremos escuchar lo que no nos gusta y volteamos la espalda,
– cuando respondemos violentamente o con agresividad a una retroalimentación que nos incomoda,
– cuando no damos la razón en un argumento que sabemos hemos perdido pero por puro orgullo del Niño Interior no damos nuestro brazo a torcer,
– cuando nos negamos a ofrecer disculpas o a perdonar a quien nos arremete o hace daño.
En todos estos casos el Niño Interior se agita dentro de nosotros y reclama atención, busca una forma de liberarse y aflorar para restablecer el equilibrio emocional que nuestro ser, conformado por el conjunto del adulto y del Niño Interior, requiere.
En todos estos casos el Niño Interior se agita dentro de nosotros y reclama atención, busca una forma de liberarse y aflorar para restablecer el equilibrio emocional que nuestro ser, conformado por el conjunto del adulto y del Niño Interior, requiere.
Por Eduardo López
Qué maravillosa película "Mi encuentro conmigo".
ResponderEliminarVale la pena verla. Es emocionante, sanadora... Un abrazo.
PD: Hacía tiempo que quería comentar y no podía por alguna razón cibernética. Me alegra poder hacerlo nuevamente!